Primeras experiencias enológicas. 1ª Parte: la vendimia

Hace unos días publiqué un post con el mosto clarificado, en proceso de convertirse en vino.
Pues hoy voy a explicar los pasos que estamos siguiendo para conseguir nuestro primer vino blanco... Blanc Can Cigaleta!!

Al final el zorrito fue benévolo con nosotros y aunque se comió gran parte de la cosecha nos dejó suficientes uvas para que Juli se quitara las ganas de vendimiar y hacer su vino.

Así que eh aquí nuestras primeras experiencias enológicas.

Nota previa:       Si algún enólogo nos lee, por favor que no se eche las manos a la cabeza ya que somos unos completos novatos en el tema, es nuestra primera experiencia en vinificación y todos nuestros conocimientos han sido adquiridos a través de muchas horas de lecturas, pero sin ningún tipo de experiencia práctica jajaja...

Tras este inciso... vamos al tema,

Las matitas de garnacha se han comportado como era de esperar, muy resistentes a plagas y enfermedades, sobre todo teniendo en cuenta que no han recibido ningún tratamiento, excepto  cobre en invierno.
Algunos granos fueron atacados por la botrytis pero evolucionaron a la fase más benévola, la podredumbre noble ( osea, los granos atacados se quedaron hechos pasas)

1º paso.  Recoger la uva

Sin estropear los granos. A mano como los de antaño, total para 5 cajas....

2º paso. Quitarles la raspa.

Hablando con propiedad, el despalillado, vamos, separar los granos de la ramita. Esta es la faena más pesada. En los tintos es una labor casi imprescindible, en los blancos podría ser omitida, pero puestos a cometer los menos errores posibles, la hicimos. Hay máquinas despalilladoras, pero nosotros lo hicimos a mano.

3º paso. Estrujado.

Osea, hacer el gorrino pisoteando las uvas.  Si eres guay y tienes una bodega muy posiblemente también tengas una estrujadora, pero como he dicho nosotros lo hemos hecho todo en plan artesanal (que suena bien pero es más pesado jajaja). El objetivo de este paso es romper el grano sin (muuy importante) machacar las pepitas.
A partir de este momento todas las operaciones han de ser rápidas y con la mayor limpieza posible pues bacterias, hongos y levaduras  empiezan a hacer de las suyas, y sólo hay una que nos va a ser útil para convertir nuestro mosto en vino.

(siiii...... me lavé los pies... muy bien, es como el que toca la comida... también se lava las manos  :P )

En el estrujado podemos recoger ya una primera parte de mosto, ayudándonos de un colador

Paso 4º. Prensado

Nos hubiera ido de maravilla una prensa, por pequeña que fuese (Juli ya está escribiendo la carta a los reyes magos), pero no la teníamos.  La función del prensado es obtener la máxima cantidad de mosto. El que queda en los hollejos (las pieles de las uvas).  Parte de las aromas del vino están precisamente aquí, en los hollejos, el vino puede cambiar su sabor si es más o  menos prensado.  Nosotros le dimos un prensado auténticamente artesanal, con una tela...

Finalmente, tras todos estos pasos y como resultado de 20 kgs de uva, obtuvimos 14litros de mosto.

Próxima entrega:  Convertiremos parte del mosto en mistela (vino dulce) y el resto intentaremos convertirlo en un vino blanco joven.







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